La legítima defensa es un concepto legal que permite a una persona actuar en defensa propia o en la defensa de otra persona cuando se enfrenta a una situación de amenaza inminente de daño físico o violencia. Para que un acto sea considerado como legítima defensa, deben cumplirse ciertos requisitos, como la proporcionalidad en la respuesta y la necesidad de actuar para prevenir un mal mayor.
En la mayoría de los sistemas legales, la legítima defensa es una exención de responsabilidad penal, lo que significa que la persona que actúa en legítima defensa no puede ser procesada penalmente por sus acciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la legítima defensa no es una licencia para actuar de manera violenta o agresiva, sino que debe ser utilizada como último recurso cuando no haya otra opción para protegerse a sí mismo o a otros.
Es importante tener en cuenta que la interpretación y aplicación de la legítima defensa pueden variar según el país y la legislación vigente en cada lugar. Por lo tanto, es importante familiarizarse con las leyes locales y buscar asesoramiento legal en caso de duda sobre la aplicación de la legítima defensa en una situación específica.
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